La identidad y el mundo

Existen algunos términos que están tan acuñados en nuestra mente que los usamos a diario peleamos por ellos, exigimos su cumplimiento, pero al momento de definirlos no tenemos ni la remota idea de cómo hacerlo.

Sin embargo, tenemos esa sensación de saber lo que es, tenerlo en la punta de la lengua, pero no poder expresarlo.

En esta categoría situamos a palabras como libertad, amor, cultura, vida, arte, etc. Y por último está el término que nos interesa en esta ocasión: identidad.

A costilla de éste, se han iniciado guerras, se han hecho acuerdos de paz, se han segmentado sociedades y continentes, se han agrupado ideologías, se ha categorizado la historia inclusive, y sin embargo es difícil decir de una buena vez y a la primera que es esa cuestión de la identidad.

Si queremos irnos por el lado fácil podemos decir que la identidad tiene que ver con sentirse parte de algo. En este caso estamos perdiendo la profundidad infinita que puede tener el término y así jamás comprenderemos muchas de las acciones que se han tomado en nombre de ella, ni como ha sido utilizada para diversos fines.

Tal vez el concepto más apropiado puede ser el que desarrollo aquel señor famoso llamado Sassure, que dice que la identidad es “la igualdad de un elemento consigo mismo, aun en circunstancias muy diversas” Es decir que cuando hablamos de la identidad de una persona estamos hablando de una noción del “ser en sí”.

De alguna manera cuando hablamos de identidad estamos hablando de la mirada que tenemos sobre nosotros mismos, mostros relacionados con todo lo que nos rodea, la política, la economía, la ideología, la sociedad, la cultura, la familia y así.Solo reconociendo qué es identidad y como acuño yo el término y lo reconozco en mí, es decir, cuál es mi identidad, de acuerdo a mi lugar de enunciación y mapa cognitivo, sabremos qué lugar ocupamos en el mundo y hacia donde vamos.